La píldora del día siguiente

pag005Es un auténtico despropósito de Estado dispensar la píldora sin receta, en contra de la opinión de los médicos.

No puedo permanecer indiferente ante lo que, como médica y atendiendo exclusivamente al punto de vista médico – dejando de lado cualquier ideología política y/o religiosa – me parece un auténtico despropósito del Ministerio de «Salud» (¿?) español, de dispensar la píldora post-coital sin receta, en contra de la opinión del Consejo de Colegios de Médicos.

Si no se tiene en cuenta la opinión de los que tienen el conocimiento técnico…¿en qué opinión se ha basado el ministerio español para dar luz verde a una aberración tan grande? ¿A qué intereses sirve una medida como esta? (volveremos a ello más adelante) ¡ A la salud de las adolescentes, por descontado que no!

En primer lugar conviene aclarar que,  no hay, en general, ningún problema por parte de los profesionales en emitir esta receta en caso de ser necesaria. Pero precisamente por las circunstancias que concurren, se hace preciso un control médico.

El uso correcto al cual está destinada esta píldora seria en el caso de una toma puntual por parte de una mujer que, por uno de aquellos imponderables que a veces suceden, se ve obligada a hacer uso de ella como una medida preventiva para evitar la evolución de un hipotético embarazo no deseado.

La realidad, sin embargo, con la que nos encontramos a menudo en las consultas médicas, hospitales y centros de planificación familiar, es que las usuarias son mayoritariamente menores que – repetitivamente – caen en la misma situación, lo cual es ciertamente peligroso para su salud, dada la carga hormonal tan grande que lleva esta píldora. Esto hace necesario – si queremos hacer una buena medicina-  un control médico y la consiguiente educación sexual posterior – idealmente- de la joven y su pareja, en los casos en que esto es posible ( porque, en más casos de los que seria deseable, no saben ni quién es ni donde para esta pareja). Y si esto ya es así de desastroso ¿cuál creen ustedes que será la consecuencia inmediata de dispensar la píldora sin receta médica?  Pues, por un lado, que no tendremos ningún control sobre estos casos, con lo cual los daños a la salud de nuestras adolescentes pueden ser inimaginables, perderemos la oportunidad de remediarlo haciendo la educación sexual conveniente, así como la detección de situaciones personales y sociales de riesgo. Por otro lado…se incrementará la venta y uso indiscriminado de la píldora.

Llegados a este punto, me pregunto de nuevo…¿A qué intereses sirve una medida como esta, ya que no a la salud de las jóvenes ni a la buena praxis médica?

A casi nadie, dentro del ámbito médico, se nos escapa actualmente el creciente y perverso dominio de los intereses de la industria química y farmacéutica en el ámbito político y organismos sanitarios internacionales. Y, francamente, viendo algunas decisiones que últimamente se están tomando en nuestro país vecino* , este parece ser un campo abonado para estos intereses espurios.

Claro que, para que esto pueda darse, deben concurrir también otros factores que sirvan como caldo de cultivo, y que en el caso que nos ocupa, en el ámbito ideológico, podrían ser algunos personajes, en mi opinión, pseudoprogresistas que no han madurado suficientemente bien sus represiones del pasado ( en que todo era pecado y/o estaba prohibido) y extrapolan al día de hoy las vivencias del pasado, sin darse cuenta que, actualmente, las circunstancias son totalmente diferentes y creen que la solución es la contraria a la que a ellos les tocó vivir, sin darse cuenta de que los extremos son igual de nefastos, y que lo que vale es siempre el camino del medio, el del equilibrio.

Pero centrémonos aquí en nuestro país: resulta que salen a la prensa (Diari de Andorra, miércoles 13 de mayo 2009) unas declaraciones de la actual directora de sanidad, que, preguntada por los periodistas, se muestra tendente a  adoptar la misma medida que en España porque “normalmente utilizamos los mismos criterios de prescripción que los países donde compramos los medicamentos” .

¡Magnífico! Si España se tira de un puente abajo, Andorra también…Esta es una de las cosas más irritantes que he denunciado públicamente de la política sanitaria de aquí: ir copiando lo que hacen nuestros vecinos, sin detenerse a pensar si es o no conveniente para nosotros. Claro que para poder hacer esto último, se han de tener conocimientos del tema en cuestión, pensamiento crítico y valor para sacarlo adelante políticamente en ejercicio de nuestra soberanía, entendida tanto en el ámbito personal como de país (Remito a los lectores a mi artículo: S.O.S. Sistema Sanitari Andorrá , publicado en El Periòdic d’Andorra, el 17 de abril del 2009).

Eso de seguir los mismos criterios se puede entender en tratamientos estándar, pero nunca en un tema de la trascendencia del que nos ocupa.

Felicito al Colegio de Farmacéuticos por su rápido posicionamiento (El periòdic d’Andorra, 14 de mayo 2009) en contra de dispensar la píldora sin receta, con lo cual, en mi opinión, demuestran tener, además de sentido común, sentido de la profesión.

Ahora bien, con el debido respeto,  quiero dejar claro que, tal y como se desprende de la explicación hecha al principio de este artículo, la prescripción, control y consejos a las usuarias se los ha de dar el médico y, en el caso específico de la educación sexual ulterior – a parte de la que ya damos puntualmente en las consultas-, el organismo especialmente formado al efecto, no la farmacia. Los consejos médicos los hemos de dar los médicos, y la farmacia los consejos farmacéuticos, que son complementarios de los primeros.

Sin desmerecer en absoluto los primeros pasos que ya se han hecho al respecto, tanto desde el ministerio como desde los centros educativos, así como de determinados grupos de opinión, (por ejemplo, Grup de Dones per a la Reflexió y l’Acció), creo absolutamente prioritario por parte del nuevo ministerio** abrir un debate sanitario y social sobre la educación sexual, con la finalidad de evitar el desorden e ignorancia que existen hoy en día entre nuestros jóvenes.

Eso sí, educación sexual en sentido amplio, es decir; además del conocimiento anatómico-fisiológico y métodos anticonceptivos – que, en general, es lo que se acostumbra a dar en la práctica como educación sexual- hacer énfasis también en la importancia de los sentimientos, de las relaciones sexuales basadas en el amor, del respeto de uno mismo y, por consiguiente, del otro y de la trascendencia de hacer el amor en contraposición a practicar el sexo ( que es lo que mayoritariamente suele hacerse, teniendo entonces el mismo nivel de importancia – es decir ninguna en absoluto – que ir a tomarse un café.

Habría mucho más que decir para completar el tema: las causas que nos han permitido llegar al punto en que nos hallamos, sociales, familiares, políticas, económicas etc. Pero esto se escapa del marco de un sencillo artículo de opinión como es este. Quede constancia de mi ofrecimiento a quienes sean las nuevas autoridades sanitarias, para trabajar en esta línea, siempre que se crea oportuno.

*Se refiere a España.
** En Andorra acaban de celebrarse elecciones, y todavía no se conocen los cargos.

Publicado en: El Periòdic d’Andorra el 18-05-2009

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